Se
ha estrenado “Paco de Lucía: La Búsqueda”, documental sobre la vida y avatares
del guitarrista algecireño realizado por su propio hijo, Curro Sánchez.
Ciertamente ya sólo el título me parece no sólo sugerente, sino acertadísimo,
pues tras ver la cinta terminas deduciendo lo que de por sí intuías… un creador
que busca en el pozo de sus sentimientos la imposible satisfacción que le
colme. Paco de Lucía era un gran inconformista, un trabajador nato y, a su vez,
un gran atormentado. Cabe decirlo, suelen ser los grandes artistas de la
historia los grandes atormentados, pues su propia genialidad termina
martirizando al propio genio. Así mismo, podemos deducir que los artistas no
geniales son mucho más felices que los geniales. Es precisamente esa fusión,
tan divina como diabólica, la que hace que broten esos halos de luz creativa
capaz de iluminar y fascinar al mundo. En el documental, el propio Paco lo
declara: “a mí me gusta reírme y el
cachondeo más que a nadie, pero cuando todo el mundo empezó a llamarme maestro
fue terrible, y me volví un hombre amargado, porque esperaban mucho de mí”.
Pero
es quizás su relación con el gran Sabicas lo que más me ha llamado la atención
de este documental. La primera vez que en Nueva York escuchó Sabicas a Paco le
dijo: “Está muy bien, pero debes crear y
tocar tu propia música”, refiriéndose el gran Sabicas a que lo que hacía
Paco era emular el toque del Niño Ricardo. Paco quedó impactado y en cierta
manera traumatizado por el comentario del gran maestro. Sin lugar a dudas,
Sabicas le estaba enseñando el camino a la gran piedra filosofal. Y es que
Sabicas bien sabía que es la personalidad propia la que define y distingue a
los grandes de los grandes imitadores. Sólo a partir de ahí, Paco de Lucía
empieza a ser Paco de Lucía. Interesantísimo también resulta ver a Sabicas en
una entrevista criticar a Paco de Lucía, cuando mucho más tarde y llenando
teatros, el gran Sabicas sentía hasta vergüenza al ver y oír a Paco hacer
música que nada tenía que ver con el flamenco, llegando a manifestar que le
entraban ganas de levantarse e irse. A pesar de ello, declara Sabicas que su
sucesor era Paco. Yo, al menos, nunca jamás he considerado a Paco de Lucía
artista flamenco. Su toque, de hecho, jamás me emocionó por su pellizco
flamenquísimo o gitanísimo como sí lo hizo Moraíto. Su emoción más bien
radicaba en su elevación sobre el flamenco en aras de una música universal.
Buen
documental. Algo frío también. Falto de arrebato emocional, pero que acerca a
su lado más humano, al hombre que disfrutaba de su familia, de sus amigos y que
reía, lloraba y sufría con una guitarra en sus manos.
Publicado en Viva Jerez el viernes 7 de noviembre de 2014
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