lunes, 28 de julio de 2014

Toreros Para Hoy



Vivimos en la era de la revolución tecnológica, donde el presente toma una vertiginosa metamorfosis de pasado y el futuro se torna en presente asombrosamente. Todo se hace y se vive con rapidez, todo menos el arte. El arte, diré que afortunadamente, tanto en la pintura, la literatura, la música, el toreo… posee esa imperiosa necesidad de búsqueda y espera. Porque la inspiración llega o no llega, y desde luego no atiende a llamadas ni horarios establecidos. El arte, en todas sus vertientes, significa ese universo aparte del mundo, por ello mientras el mundo galopa y corre hacia su constante evolución, el arte observa y calla en su apartada orilla de arrebato creativo. Algo que siempre me encantó del toreo fue precisamente esa real querencia por esa misma apartada orilla, donde parecía anclado en unas aguas aparte del bullicioso océano de la informática y sus andrajosas redes. Y recalco que positivamente, pues pese a que muchos le puedan achacar ese estado apartado del tiempo mordedor, ahí precisamente remansa su verdad, poseedora de unas normas e idiosincrasia harto diferentes a esa vertiente de esclavitud en aras de la rápida evolución y su consiguiente olvido. Pues es el toreo ese angustioso misterio donde lo efímero toma prisma de eterno. Pero incluso el toreo, ese estado de apartada orilla, ha tomado pulso de genocidio con las nuevas tecnologías en pos de no perder comba con los tiempos veloces que nos inundan. Pero habría que matizar que no es el toreo el que se aleja o se aparta de su estado de tiempo sin tiempo y sí los toreros de hoy, que parecen más preocupados de parecer deportistas de élite que toreros en sí. Figuras del toreo las de hoy, implicados, contaminados y sumisos al influjo del marketing absurdo, ampuloso y comercial; incluso presentando uno de ellos su campaña taurina con el nombre de “Tour 2014”, cuales ciclistas se tratasen. Ellos mismos con sus comportamientos, Morante, Juli, Manzanares y demás, se autodefinen como eso… deportistas de élite, esclavos gustosos del fácil aplauso y el no menos fácil olvido. El toreo, los toreros, nunca han sido así. Probablemente porque siempre supieron y fueron fieles a unas formas y maneras que tristemente… se van perdiendo. Pero insisto, no es el toreo el que se pierde, ése sigue estando en su apartada orilla, y sí que se pierden los toreros de hoy, quizás porque nunca supieron dónde está el arte.

Publicado en Viva Jerez el viernes 25 de julio de 2014

domingo, 20 de julio de 2014

Leer y Descubrirse Leyendo



A menudo me he preguntado el extraño y a veces misterioso influjo que ciertos libros consiguen establecer con sus lectores. Tal es así, que pienso que hasta existen libros que poseen vida propia aún en su particular y tembloroso estado de muerte en espera. Y es que un libro siempre aguarda a que sus lectores les vuelvan a dar vida, esa que su escritor le dio un día de forma palpitante y esperanzadora. Como lector empedernido, mi relación con los libros ha pasado por muy diferentes etapas. Al igual que en mi vida personal, los gustos y disgustos nos transforman en una especie de metamorfosis continuada donde somos a veces voraces y otras pacientes con según qué lecturas nos acontezcan. Aún recuerdo cuando en mi adolescencia devoré como un caníbal los libros de Kafka, dejándome seducir por esa especie de espiral de enigmas, y aquella extraña sensación de su "Metamorfosis", donde el agobio y la incertidumbre me daban gozo y placer. Con El Quijote he tenido de siempre una particular relación de afecto y defecto, en un primer contacto cuando nos obligaban a leerlo en el colegio, sentí un efusivo rechazo hacia este maravilloso hidalgo en clara muestra de rebeldía hacia todo tipo de obligada lectura. No hallaba atisbos de romántica locura, y sí un tedioso enjambre de desventuras depresivas de un genial perdedor. Hubo de pasar un lustro para releer a Cervantes y hallar a ese héroe castizo y universal con el que incluso me gustó tomar similitud con personajes de otras índoles harto dispares como en el toreo o la pintura. Algo similar me ocurrió con Juan Ramón, Machado o Valle Inclán, a quienes necesité redescubrir pasada la adolescencia para dar su real crédito de madurez deslumbrante. Ese pensamiento, ya maduro y desprovisto y desvestido de prisas, lo hallé en las lecturas de Unamuno, maestro en mucho de Bergamín, con cuya picaresca poética de aforismos me deslumbré inmediatamente. Oscar Wilde siempre me ha entretenido, aunque nunca me ha dado los disgustos y gustos de Nietzsche, con quién disfruto en una relación de amor y odio, donde su veneno jamás me ha dejado indiferente. Kant en cambio nunca me ha parecido tan diablesco, quizás porque a pesar de su proverbial sentido del pensamiento lógico, siempre me sentí más interesado por los ilógicos y los sufridores. Siempre me fascinó esa literatura, pienso que aún desconocida, denominada como taurina, quizás porque en ella encuentro ese espejo y reflejo de muchos gozos y pesares de mi vida misma. Gracias a ella, tomé sumo interés por la poesía de Lorca, Miguel Hernández o Gerardo Diego, a quienes enlazados o entrelazados con los toros quise descubrirlos con enorme curiosidad. Siempre estuvieron en mí, curiosamente, Tagore y los místicos. El vínculo por tanto entre lector y libros e incluso autores, traspasa lo meramente físico, donde el disfrute recíproco resulta fascinante o decepcionante, pero vínculo que, aunque sólo sea a modo de recuerdo o sensación lejana, nos llevamos con el paso de los años a nuestras vidas.
 
Columna publicada en Viva Jerez el viernes 18 de julio de 2014


miércoles, 2 de julio de 2014

La Monumental De Barcelona





Cuando mis pies pisaron hace ya algunos años lo que era la plaza de toros de las Arenas de Barcelona ya tornada en espectacular centro comercial, no pude sino sentir un terrible sentimiento de amargura bañada con aires de repulsiones ante aquella realidad funesta. Y es que, para mí, los cosos taurinos son algo así como tierra sagrada, desde luego no prometida, pero sí regada con esa arena o albero donde se funde y se confunde la realidad y el sueño de una creación que en ocasiones tiene mucho que ver con lo espiritual. No importa que hoy por hoy no queden toreros con espíritu, lo cierto es que haberlos los hubo y dejaron para siempre ese aire eterno de la bellísima tragedia artística.

Me vienen estas cuestiones a la cabeza al comprobar que aquellas meras especulaciones hace un tiempo sobre si la Monumental plaza de toros de Barcelona sería o no mezquita van tomando real forma. Al parecer el emir de Qatar ha planificado una titánica obra para convertir esta histórica plaza de toros en una gigantesca mezquita, la tercera más grande del mundo, con capacidad para 40000 personas para una sala de oración y así mismo albergar restaurantes musulmanes y centros de estudios del Corán. Las cifras que se barajan para tal fin son astronómicas,  aunque cierto es que el propio alcalde barcelonés y el propio empresario de la plaza han manifestado desconocer tal proyecto hasta la fecha.

Inagurada en 1914 con el nombre de "Sport" y reinaugurada en 1916 con el nombre de "La Monumental", esta preciosa criatura de estilo neo mudéjar y bizantino con capacidad para más de 19000 personas fue escenario callado de los sueños de Joselito el Gallo, auténtico impulsor de los cosos monumentales y quien participó en cartel de la presentación. Cabe decir que el prestigio conseguido por dicha plaza en la historia es sólo comparable y quizás superable por cosos tales como Las Ventas y la Maestranza. Belmonte, Manolete, Domingo Ortega, Chamaco y hasta llegar a José Tomás son sólo algunos de los toreros ídolos de la afición catalana que sobre todo en los años 50 y 60 hicieron de este coso centro neurálgico del toreo. No se explica cómo ni por qué hemos llegado a tener que ver cómo estas plazas de toros se han visto víctimas de las empresas tan mal llevadas por los vástagos de aquellos grandes impulsores como fue Don Pedro Balañá y las políticas tan mal avenidas en las últimas décadas seducidas por la hipocresía más antidemocrática, esos que hablan y aclaman la palabra "Democracia" y se jartan de "Prohibir". Qué mal hemos heredado la cultura de nuestros mayores... que patética realidad.


Publicado en Viva Jerez el viernes 27 de junio de 2014