sábado, 29 de noviembre de 2014

Las Mentiras Del Poeta


La poesía está por encima del pensamiento y por debajo del alma. Es por ello que la poesía es siempre inalcanzable y a su vez tan cercana. El poeta vive en ese estado de extraña incertidumbre. De hecho, está acostumbrado a absorber la inspiración de la naturaleza sin llegar a superarla. El poeta está constantemente tan al borde de la verdad como de la mentira, pues desnuda su pensamiento siempre al límite de su idea inicial, idea virginal y clara, hasta destriparla, moldearla y esculpirla entre hipérboles y metáforas en su creación final. Y es en ese proceso de pensamiento y creación cuando la inspiración del poeta sufre el dolor de la creatividad, el trance del bien al mal, su caos particular, donde se termina ocultando la claridad inicial, convirtiéndose el poeta entonces en un engatusador de la palabra. No es el poeta el que dice verdaderas verdades sino el que las miente con gracia infernal y picaresca divina. He ahí su gran virtud y la esencia de su anhelo, conseguir mentir para explicarnos su gran verdad, oculta, sinuosa, final.

Bien creo justo decir que la poesía es un gran pecado de mentiras que por su bella verdad escondida merece ser perdonada. La libertad del poeta consiste en ser esclavo de su inspiración. Esclavo de las palabras y de su propia incapacidad. “Quiero lo que no puedo conseguir, amo lo que jamás alcanzaré”. Pero todo ello sin perderse de sí mismo, sin dejar de ser él. Por ello siempre me inclinaré por aquellos poetas que lo son sin saberlo, sumidos en su propia incapacidad para creer en su grandeza. Aquellos que dicen y hacen sin el esfuerzo o la preocupación de ser poetas. Son estos los que hacen de la poesía brote y desgarro con esa desgana y pereza que está muy por encima de los poetas que asumen serlo y que viven esclavos del querer ser… y no de lo que son.

Publicado en Viva Jerez el viernes 21 de noviembre de 2014

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